Para el poeta Armando Lazo
El hombre inventa fábulas a obscuras
al lado de rencores abatidos.
La misma noche protectora dicta
imponerse al asalto de los sueños
instantes de cordeles anudados
al daño, al pasatiempo. En la carrera
tienden la red las horas, los relojes
trampas maquinan que en el engranaje
oxidan el dolor de cada siglo.
El fantasma crecido entre las sombras
guía los pasos con insidias, abre
ceñida cárcel de clavadas rejas.
Cuelga el hombre su abrigo, palpa el muro.
Vuelve el dictado de imponerse al sueño,
de cortar con la llama los cordeles
y desclavar las rejas. Siente el frío.
Así, desabrigado, a tientas, oye
el hondo respirar de la ventana
aspirando la estrella de la noche.
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