Selenaufragios
La poesía de Rosendo García Leyva
La Poesía de Rosendo García Leyva en la web
lunes, 28 de febrero de 2011
jueves, 17 de febrero de 2011
DÍA PERDIDO
Un día perdido
es como una mujer perdida.
Y sus ojos,
sus manos,
su dolencia,
su cabello sedoso,
su traje amarillo,
su pan
y su naranja,
todo se ha extraviado
por las calles.
SI DEL AGUA MÁS DULCE VIENE EL ORO
Del rubio enjambre de cabellos de oro
suben los brillos en gentil esmero
al nivel más celeste del hondero
que lanza su guijarro entre el decoro
del río. Aclara en agua dulce el coro
de guijarros cantores del primero,
más fiel de los artistas, lisonjero
de todos, armonioso dios que adoro.
Del sol sale la luz como de un poro
celeste que recoge los cuidados
de todos los metales y el veneno.
Si del agua más dulce viene el oro
en quilates de sol transfigurados,
es tu pelo del oro el alhajero.
TEMOR DE DIOS
“Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar.”
“Lo que el salvaje que con torpe mano
hace de un tronco a su capricho un dios,
y luego ante su obra se arrodilla,
eso hicimos Tú y yo”
Gustavo Adolfo Bécquer
A Malva y a Roberto
Tengo miedo a los ojos de la loba.
Del aire que ha pasado por sus lomos
y regresa
con fuegos enjaulados.
Loba suelta navega como el rayo
sus luces erizadas en vertientes.
Se mueve igual que el agua,
soporte de los cielos.
Toda loba divina se menea
idéntica a Afrodita padecida
dentro del corazón.
La fiera es soliloquio, pensamiento,
burbuja de la espuma.
Es una mar abierta,
horizonte de estrellas.
SI EL ESPEJO
Si acaso la imagen
de tus ojos,
si el trigo de tu pelo.
Si miraras la luz,
si me miraras,
si el sueño me envolviera.
CLARIDAD
Contemplo el entrecejo de la luna.
Bendita flor despierta
su voz se astilla al desprenderse.
El punto de luz abre el túnel diminuto de su piel.
Lanzas ha roto alrededor del cuello.
Caída la cabeza
marca la señal de la muerte,
los huesos,
el papel del esqueleto pálido en su hora.
SOBREPUERTAS
A Marínes
y Gerardo Cantú
Sobrepuertas barridas con la plata
que decora de gozo la madera.
Sobrepuertas, bisagra tan austera
abre los paraísos escarlata.
Sobrepuertas el rojo de la frente,
el verde matinal de la pradera,
el azul que detiene la manera,
cielo virgen tan fresco como fuente.
Coronan el labrado de una puerta,
para la eternidad de las mujeres
los ojos grandes de los grandes seres.
El mural jubiloso y tan abierta
la cadencia de fúlgidos colores
enciende de los muros los ardores.