La Poesía de Rosendo García Leyva en la web

Blog tributo y homenaje a uno de los más grandes poetas mexicanos. Aquí se encontrarán poemas selectos de su bibliografía.

jueves, 17 de febrero de 2011

Buenas cosas que parecen malas

En el azul de aquella hora

perpetrado por César Hernández García

We have no scar to show for happiness.

We learn so little from peace.

Chuck Palahniuk

a Magaly y a Rosendo mis papás adoptivos a la luz de las letras

Dice Rosendo que los besos son buenas cosas que parecen malas, como la vida y la poesía, como el amor y los besos. La poesía podría ser lo mismo, una cosa mala que tiene que ser muy buena para que la culpa de leerla no se manifieste, para que la culpa de escribirla no nos desintegre.

Cuando Rosendo publicó su primer libro yo era un niño de siete, y lo leí con fervor familiar incomprendiéndolo totalmente, así que mejor presté atención a su vida, sólo así descubrí su poesía, la poesía; sin olvidar la fortuna de empezar a leer poemas de él antes que de ningún otro autor. ¿Quién más puede presumir de eso?

Una noche lluviosa de domingo, le pedí al poeta que me escribiera un poema para una niña de mi salón, ya ven que uno a veces cree que la poesía es como los kisses de hersheys o una tarjeta de hallmark. Ahí sucedió algo que nos uniría para siempre, esa noche fui adoptado (mi geek interno grita: abducido) por este mítico ser y sus letras. Lo que mi amoroso maestro le dijo a este idiotita niño de primaria fue: “vamos, yo te ayudo, pero lo escribes tú”.

Creo que simplemente no hay vuelta atrás en cuanto a la fundación del cliché inconmesurable de relacionar siempre la poesía con el amor. Sin embargo a partir de ahí entendí la poesía y encontré un padre mejor que el que mi mamá eligió para mí, ¡un poeta no jodas!

Años más tarde regresé a sus libros y me encontré con la palabra verdadera, con el amor infinitesimal de un hombre por las palabras, por los conceptos dichosos, por las resoluciones extraordinarias.

Para mi fortuna no podré nunca separar de esas letras exactas el rostro serio de mi tío, las tardes leyendo en la sala de su casa, las cantinas, las películas. Guardo puntual registro de cada una de sus frases y locuras y mataría por volverlo a tener junto a mí diciéndome “no te puedes vestir como adolescente toda la vida”, ignorando su famoso “haz lo que digo, no lo que hago” y creyendo por siempre su máxima “ el amor es uno, único y es para siempre”. Lo recuerdo perfecto en una tarde soleada, con Mahler de fondo, leyéndome sus nuevos poemas y yo sintiéndome como si estuviera en una nave extraterrestre y se me estuviera explicando el secreto de la existencia.

El amor de mi tío me mostró también los referentes que me fueron formando a mí y que podemos apreciar en su vida y en su obra: Miguel de Cervantes, Efraín Huerta, José Gorostiza, Beethoven, Charles Chaplin, Ramón López Velarde, Juan Rulfo, Gabriel García Márquez, Saint Exupéry, Lope de Vega y Pablo Neruda por mencionar pocos.

Así como la vida de Rosendo, su poesía es multidimensional, en una primera lectura se puede observar a un poeta de formación clásica, probablemente proveniente de sus estudios en filosofía, griego y latín, realizados además en la serena sobriedad e hipocresía de un seminario que abandonaría por el ansia de vivir que lo caracterizó siempre.

En ese primer nivel, su poesía se revela con un enorme y exacto dominio del lenguaje, un lenguaje que entonces Rosendo comienza a moldear a su gusto; siempre escuché (no aprendí) de él que había que dominar las reglas para comenzar a crear algo verdaderamente fuera de ellas. Es así como el Poeta hilvana una lengua propia en la que se expresan conceptos elevados a veces a través de palabras de su propia invención, híbridos afortunados y expresiones idiomáticas que de hecho sólo se permitía en la poesía.

A través de estos recursos mi tío nos explicó de manera bellísima lo que muchos buscamos fuera de la poesía y que sin embargo ha estado siempre ahí, en las letras de Rosendo García Leyva, en su vida y en su legado: su dominio y su pasión por el lenguaje y su máxima expresión, el libro; el mundo de los sueños al que él era capaz de invocar hasta en la vigilia; Dios y su bastarda, la religión; la mitología, la clásica y la suya (aunque he de confesar que yo ya no sé cuál es cuál); Magaly, o el amor, o Magaly o la mujer: Magaly.

febrero del 2010

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