La Poesía de Rosendo García Leyva en la web

Blog tributo y homenaje a uno de los más grandes poetas mexicanos. Aquí se encontrarán poemas selectos de su bibliografía.

jueves, 17 de febrero de 2011

DÍA PERDIDO

Un día perdido

es como una mujer perdida.

Y sus ojos,

sus manos,

su dolencia,

su cabello sedoso,

su traje amarillo,

su pan

y su naranja,

todo se ha extraviado

por las calles.

SI DEL AGUA MÁS DULCE VIENE EL ORO

Del rubio enjambre de cabellos de oro

suben los brillos en gentil esmero

al nivel más celeste del hondero

que lanza su guijarro entre el decoro

del río. Aclara en agua dulce el coro

de guijarros cantores del primero,

más fiel de los artistas, lisonjero

de todos, armonioso dios que adoro.

Del sol sale la luz como de un poro

celeste que recoge los cuidados

de todos los metales y el veneno.

Si del agua más dulce viene el oro

en quilates de sol transfigurados,

es tu pelo del oro el alhajero.

TEMOR DE DIOS

“Pero mudo y absorto y de rodillas,

como se adora a Dios ante su altar.”

“Lo que el salvaje que con torpe mano

hace de un tronco a su capricho un dios,

y luego ante su obra se arrodilla,

eso hicimos Tú y yo”

Gustavo Adolfo Bécquer

A Malva y a Roberto

Tengo miedo a los ojos de la loba.

Del aire que ha pasado por sus lomos

y regresa

con fuegos enjaulados.

Loba suelta navega como el rayo

sus luces erizadas en vertientes.

Se mueve igual que el agua,

soporte de los cielos.

Toda loba divina se menea

idéntica a Afrodita padecida

dentro del corazón.

La fiera es soliloquio, pensamiento,

burbuja de la espuma.

Es una mar abierta,

horizonte de estrellas.

SI EL ESPEJO

Si acaso la imagen

de tus ojos,

si el trigo de tu pelo.

Si miraras la luz,

si me miraras,

si el sueño me envolviera.

CLARIDAD

Contemplo el entrecejo de la luna.

Bendita flor despierta

su voz se astilla al desprenderse.

El punto de luz abre el túnel diminuto de su piel.

Lanzas ha roto alrededor del cuello.

Caída la cabeza

marca la señal de la muerte,

los huesos,

el papel del esqueleto pálido en su hora.

SOBREPUERTAS

A Marínes

y Gerardo Cantú

Sobrepuertas barridas con la plata

que decora de gozo la madera.

Sobrepuertas, bisagra tan austera

abre los paraísos escarlata.

Sobrepuertas el rojo de la frente,

el verde matinal de la pradera,

el azul que detiene la manera,

cielo virgen tan fresco como fuente.

Coronan el labrado de una puerta,

para la eternidad de las mujeres

los ojos grandes de los grandes seres.

El mural jubiloso y tan abierta

la cadencia de fúlgidos colores

enciende de los muros los ardores.

LOS NIÑOS

Para Mariana Chávez Lara

Los niños

reales como el primer crepúsculo.

No entendía yo

ni de vientos cardinales

ni de luces

ni del alborozo

de los niños mayores

en el mirador.

Miré la luna

sin el presagio del viaje nocturno.

Más descubrí

figuras que dibujaban mis ojos

con nubes y resplandor.

Y ese olor del árbol

en la tarde alta,

aroma de ternura.

Era yo un niño

como este que gira delante

y me hace perder el hilo de mis sueños.

SECRETOS

Para Emma Villarreal

Mi indiscreción en los cafés

es mi conciencia.

La gente se pregunta

y con sordina

se responde a fuego.

Yo leo

para enterarme -en mi lectura-

de aquella murmurante intimidad.

Hablan de lo mismo que yo,

idénticas palabras,

con las mismas personas prohibidas,

y a la misma hora,

con el mismo mórbido silencio

detrás de las mismas camareras

de sombra retentiva.

Ignoro las respuestas.

Oigo y sueño.

Bailan demonios en mi libro.

Está en chino.

Y paro las orejas

PESAR SUBTERRÁNEO

Fríamente desierta su pupila

la perversión del miedo le asedia las entrañas.

Sombra de obscuro ceño,

vendado bajará todas las tardes,

descenderá de filo como cuchillo cierto.

Un día partirá su corazón:

subirá la maleza,

sudor senil de los géneros viejos.

Estériles semillas,

eclipsadas pinturas,

hendidas voces,

campanarios sordos,

promesas de los dioses gangrenadas,

sangre seca, mañanas congeladas tantos años,

fósiles sonrisas.

Y un pesar subterráneo,

llanto muerto,

correrá confundido con el polvo.

DE SOL Y DE FATIGA

Miré de frente

y mis pupilas de águila

atemorizaron la placidez

de tus miradas.

Te vi desde el espejo

y me asustó la claridad.

Temí al obscurecer

de tanta hambre

anudarme de sol y de fatiga

en el crepúsculo.

PENSAMIENTO

A muerte condenado más que el hombre,

tendido entre las lápidas.

O espera en la pared

el tiro de los vivos.

Sabe de su resurrección,

no ignora que su muerte es tan segura

como el sueño.

MAÑANA

La noche me entregaba su semilla.

Como por confusión y por locura,

como discierne el loco

y dice la verdad sin entenderla

yo encontraba la noche

sin saber que la noche germina en la mañana.

Que la mañana se abre cual las hojas

como las verdes manos extendidas

que dan sombra y consuelo a los que pasan.

EL PESO DE LA ESTRELLA

Sobre mi cuello cae el peso de la estrella.

Sobre mi nuca tensión de la marea.

Pesan los bosques de obscuridad.

El yugo aprieta músculos,

la duda revienta de madura.

Ficción

cara de gualda,

crúzame el rostro,

desmóntate,

calcula la irrisión de las promesas.

Entórname los ojos.

Déjame en paz al aire que me lleva.

LAS HORAS, LOS RELOJES

Para el poeta Armando Lazo

El hombre inventa fábulas a obscuras

al lado de rencores abatidos.

La misma noche protectora dicta

imponerse al asalto de los sueños

instantes de cordeles anudados

al daño, al pasatiempo. En la carrera

tienden la red las horas, los relojes

trampas maquinan que en el engranaje

oxidan el dolor de cada siglo.

El fantasma crecido entre las sombras

guía los pasos con insidias, abre

ceñida cárcel de clavadas rejas.

Cuelga el hombre su abrigo, palpa el muro.

Vuelve el dictado de imponerse al sueño,

de cortar con la llama los cordeles

y desclavar las rejas. Siente el frío.

Así, desabrigado, a tientas, oye

el hondo respirar de la ventana

aspirando la estrella de la noche.

DORIAN GRAY

Máscara

obscura

-usuario del metro-

en Pino Suárez,

Oscar Wilde

transborda

vuelto

loco.

LIBRO

Si

nunca

lo

hubieras

corregido

otro

poeta

nos cantara.

CÍTARA O FLAUTA

Pan,

con

el

fulgor

de

tu

frente.

COL

Amándonos

de

bruces,

colecita,

me

sabes

a

Bruselas.

MIÉRCOLES DE CENIZA

Si

se

te

queman

las

sábanas

nos

encuaresmaremos.

AMOR

Es falsa

la locura de tus lágrimas.

Cocodrila eres,

ahuyentas a los niños.

Soy un niño, lo sé, pero mi espada

te corta la respiración.

Buenas cosas que parecen malas

En el azul de aquella hora

perpetrado por César Hernández García

We have no scar to show for happiness.

We learn so little from peace.

Chuck Palahniuk

a Magaly y a Rosendo mis papás adoptivos a la luz de las letras

Dice Rosendo que los besos son buenas cosas que parecen malas, como la vida y la poesía, como el amor y los besos. La poesía podría ser lo mismo, una cosa mala que tiene que ser muy buena para que la culpa de leerla no se manifieste, para que la culpa de escribirla no nos desintegre.

Cuando Rosendo publicó su primer libro yo era un niño de siete, y lo leí con fervor familiar incomprendiéndolo totalmente, así que mejor presté atención a su vida, sólo así descubrí su poesía, la poesía; sin olvidar la fortuna de empezar a leer poemas de él antes que de ningún otro autor. ¿Quién más puede presumir de eso?

Una noche lluviosa de domingo, le pedí al poeta que me escribiera un poema para una niña de mi salón, ya ven que uno a veces cree que la poesía es como los kisses de hersheys o una tarjeta de hallmark. Ahí sucedió algo que nos uniría para siempre, esa noche fui adoptado (mi geek interno grita: abducido) por este mítico ser y sus letras. Lo que mi amoroso maestro le dijo a este idiotita niño de primaria fue: “vamos, yo te ayudo, pero lo escribes tú”.

Creo que simplemente no hay vuelta atrás en cuanto a la fundación del cliché inconmesurable de relacionar siempre la poesía con el amor. Sin embargo a partir de ahí entendí la poesía y encontré un padre mejor que el que mi mamá eligió para mí, ¡un poeta no jodas!

Años más tarde regresé a sus libros y me encontré con la palabra verdadera, con el amor infinitesimal de un hombre por las palabras, por los conceptos dichosos, por las resoluciones extraordinarias.

Para mi fortuna no podré nunca separar de esas letras exactas el rostro serio de mi tío, las tardes leyendo en la sala de su casa, las cantinas, las películas. Guardo puntual registro de cada una de sus frases y locuras y mataría por volverlo a tener junto a mí diciéndome “no te puedes vestir como adolescente toda la vida”, ignorando su famoso “haz lo que digo, no lo que hago” y creyendo por siempre su máxima “ el amor es uno, único y es para siempre”. Lo recuerdo perfecto en una tarde soleada, con Mahler de fondo, leyéndome sus nuevos poemas y yo sintiéndome como si estuviera en una nave extraterrestre y se me estuviera explicando el secreto de la existencia.

El amor de mi tío me mostró también los referentes que me fueron formando a mí y que podemos apreciar en su vida y en su obra: Miguel de Cervantes, Efraín Huerta, José Gorostiza, Beethoven, Charles Chaplin, Ramón López Velarde, Juan Rulfo, Gabriel García Márquez, Saint Exupéry, Lope de Vega y Pablo Neruda por mencionar pocos.

Así como la vida de Rosendo, su poesía es multidimensional, en una primera lectura se puede observar a un poeta de formación clásica, probablemente proveniente de sus estudios en filosofía, griego y latín, realizados además en la serena sobriedad e hipocresía de un seminario que abandonaría por el ansia de vivir que lo caracterizó siempre.

En ese primer nivel, su poesía se revela con un enorme y exacto dominio del lenguaje, un lenguaje que entonces Rosendo comienza a moldear a su gusto; siempre escuché (no aprendí) de él que había que dominar las reglas para comenzar a crear algo verdaderamente fuera de ellas. Es así como el Poeta hilvana una lengua propia en la que se expresan conceptos elevados a veces a través de palabras de su propia invención, híbridos afortunados y expresiones idiomáticas que de hecho sólo se permitía en la poesía.

A través de estos recursos mi tío nos explicó de manera bellísima lo que muchos buscamos fuera de la poesía y que sin embargo ha estado siempre ahí, en las letras de Rosendo García Leyva, en su vida y en su legado: su dominio y su pasión por el lenguaje y su máxima expresión, el libro; el mundo de los sueños al que él era capaz de invocar hasta en la vigilia; Dios y su bastarda, la religión; la mitología, la clásica y la suya (aunque he de confesar que yo ya no sé cuál es cuál); Magaly, o el amor, o Magaly o la mujer: Magaly.

febrero del 2010

Fotografía del Poeta por el artista Rosendo Quintos

martes, 8 de febrero de 2011

DOS PUNTOS

Para María Emilia Chávez Lara

En ese punto de la edad te quiero,

la mar de sílabas antes del punto final.

En aquella oración subordinada,

el meollo del párrafo,

la sangre del concepto.

O en ese punto de la vida amorosa

donde la frase acaba

y un silencio como de Dios

llena los libros y los labios.

MAGALY

Dormí cabe el estanque

de navegantes lirios.

Las ondas escuchaban

lentos, hondos suspiros.

Y por los sueños tristes

de mi pecho aterido

subían como aleteando

los negros pajarillos,

iban camino al sol

a calentar su frío.

ENCENDIDA MEMORIA


Tu luz anochecida

se disuelve.

Y eras como cirio

tan alta,

tan blanca.

Y tu voz como llama.

Del interior florecía

la rosa,

el fuego,

la palabra.

De dónde viene el viento

y apaga de improviso

la voz

y las palabras

y las rosas.

También la memoria llevaría

si el corazón no fuera

honda raíz,

amante zarpa,

alma fiel,

perpetuo fuego.

Encendida memoria

el corazón.

Cera el amor.

Y nada se termina.

Acaso se consume,

se traslada.

Cambia de sustancia

no se acaba.

Tu amor en mí

tu luz no se disuelve,

no anochece

TARRARRURRA

Para Juan de la Cabada

por el mismo nombre.

Tarrarrura de Dios, tu porcelana

dormida bajó al fondo de los ríos,

calcinaron la niña lentos fríos,

feroz corriente asesinó la gana

de contar, Tarrarrurra, la mañana,

la noche y entrenoche, escalofríos

de oscuros potros de placer, Navíos

carnales, inocentes. La semana

corría entre sórdida y cristiana

sobre cuentos de búfalos baldíos;

dame en tu seno, niña de avellana,

a tus ojos de almendra, mi cuidado,

mi fuego abrir contra tu cruz ligera,

morirme de niñez ajusticiado.

NACIENDO LUCES EBRIAS

A la memoria de Efraín Huerta

Vivir siempre encendido,

vigilante,

instigador de días terrenales,

deja una luz de tu certeza

poderoso designio de la lumbre.

Asustados te vemos todavía

encabezar la multitud de la mañana.

Andando bajo el sol

enciendes la frente de los hombres

y ves a nuestras hijas

mujeres sin reposo

llamaradas tendidas bajo el viento.

De un solo abrazo ciñes la cadera del mundo.

Saliste a dividir la sombra en muslos suaves de la noche.

En niñas fulgores amaneces

te levantas en niños horizontes, hermano de la tierra

de la ilícita especie de los hombres del alba,

hombre de mar,

en el sentido abismo del océano silencio de tus pasos

subvertirás cantiles y murallas.

Contra las inclemencias del tiempo y del olvido,

corazón maderable de los bosques,

las gentes construirán su nave duradera

con las balsas tajadas de tu tronco.

Perpetuar tu memoria es lo demás perpetuar tu memoria

naciendo luces ebrias, pesadumbres,

lástimas, disturbios, infortunios,

odios, barbaries, declaraciones.

Intemperie.

CANCIÓN

Para Elías Chávez

Naufrágil horizonte,

la copa más redonda

vuelve la curva de las aguas alma.

La duración,

el contenido brillo,

el resplandor,

las uvas y las sílabas:

aforismos sobre el espejo tinto.

EL CORAZÓN DE LOS MUERTOS

La máquina taladra los oídos

de los ciegos difuntos.

Abren una calle

sobre el cementerio viejo.

Toman corriente los faroles

del corazón de los muertos.

Las luces florecidas en los árboles

han vuelto hasta los ciegos.

Hacen contacto los muertos

con los hilos de su corazón.

Por esa calle van

los ojos milagrosos.

DUDA DE AMOR

Bajó el puñal del pico

como los pájaros hechos

al jugo ardiente de las sangres

frutales.

Entró a su corazón interrogando.

TIEMPO

Compañeros de la soledad,

oh tiempo,

furtivamente pasas

hablando con mi sombra.

¿Qué palabra

cincelas en la piedra

de memoria fiel?

SOLEDAD ILUMINADA

A Carlos Illescas

Estoy solo de mí

como el desierto de sus propios ecos.

¿Dónde suena mi voz,

dónde tiembla la imagen a mis ojos?

Recuerdo de las horas

cuando ni voz, ni imagen, ni temblores

en la concavidad materna del espacio,

en una soledad iluminada

sol y luna, voz y rostro terrestres en las aguas.

Sobre el valle la sombra de la tarde,

cobija de los hombres silenciosa.

Mullido corazón de los creadores.

Claro espacio, el acorde, la pura sinfonía.

Armónico silencio.

El sueño de los dioses y los suspiros hondos

del universo dormido.

MADURA ORILLA


Fruto en agraz mi lengua escalda.

Jugos creciendo.

Inmaduras aguas.

Cortan,

mientras crecen rompen

y mi lengua torturan.

Voy pisando los años como piedras

a la orilla madura.

RECUERDO

La más larga sombra me persuade.

Su longitud me dice lo dilatado del olvido,

el mar negro de la muerte,

trigal apretado de huesos cual semillas.

AYER OÍDO

A Dolores Ramos

Dime exactamente

si tu gozo lo permite

en qué palabra o tono o música,

cultivas el enigma.

Qué luz hace que todas las mañanas

y las noches,

palabras y silencios,

haya siempre

en el eco de tu voz

un canto ayer oído

en otra parte.

La voz sale cantando

por la línea gentil que esta mañana

detenía el horizonte sobre el agua.

LANZAS

Siento en mí tus verticales lágrimas

que como agujas caen

de punta en lo sensible.

Se clavan

y hacen sangre en lo más hondo.

Me han herido las puntas de tus lágrimas

y me han hecho llorar como tú lloras.

Muchedumbre de lanzas me persiguen

como árboles sembrados hace mucho,

las raíces hincadas en el llanto.

VERDADES NATURALES

A Eva y Alejandro Avilés

El verde acompasado de los árboles

crecía con los diálogos frondosos.

¿Baldío silencio la pasión del hombre?

Frutal pregunta la palabra abierta,

de la tierra los polvos estelares,

vitales frescos, concentrada pulpa,

mitad madura la gentil naranja.

ESPEJISMOS

A Eloy Pineda

Lo azul, lecho del río,

lo hace agua

más allá del tembloroso viento.

AMANECE

Recogen las palabras los pájaros al vuelo.

Dicen cosas del día que antes ignorábamos.

Eso de los espacios, luna llena

y las voces sopranos

con tal gozo de ir hacia la vida.

Nacer cada mañana

animados de nuevo movimiento

como si armase un dios entre sus dedos

la novedad del viento.

En este amanecer

oigo toda campana,

lengua de sol tañida,

llama de música

ondulante en el bronce de los gallos

¿Qué flor ha madurado?

Otra noche asomado a la mañana.

TIC-TAC

A Cecilia y José Moreno de Alba

Oigo un tic-tac de pasos

caminar por mi almohada

como insomnio.

Me cierro los oídos,

dentro oigo arrastrarse el tic-tac

con los pies rotos.

He cerrado los ojos

y los abro

soñando un niño atado

al árbol de lo lento.

Con los ojos abiertos

oigo el tic-tac

quebrarme el pecho.